ARTES VISUALES, ARQUITECTURA, LITERATURA, PENSAMIENTOS

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Trabajo multidisciplinar para construcción de obra y discurso.

lunes, 17 de febrero de 2014

PUENTE o cómo habitar después de soñar

Análisis: Nuevo estilo arquitectónico en la ciudad de El Alto


Arquitecto Santiago Contreras Soux.

1.     ¿Qué opina sobre la arquitectura emergente en la ciudad de El Alto?

2.     Según el arquitecto Carlos Villagómez, tras el primer impacto de esta nueva arquitectura, las reacciones podrían agruparse en dos posiciones opuestas. Por un lado, los que menosprecian esta manera de construir y en definitiva no la consideran arquitectura. La otra posición sostiene que es la expresión más genuina de la ciudad tanto paceña como alteña. Porque contiene mucha simbología que identifica a la nueva clase emergente, compuesta básicamente por transportistas y comerciantes. ¿Con qué posición se identifica y por qué?

3.     Como arquitecto, ¿Estaría dispuesto a construir este tipo de edificaciones?






PUENTE  o cómo habitar después de soñar

1.      Una respuesta a mí. Santiago Contreras se responde, a través de las inquietudes de su amiga, a sí mismo sobre las mismas dudas que abarcan su mente. En este caso se trata de hablar sobre arquitectura.
Hablar de arquitectura es hablar de sus ocupantes, de la gente que puebla sus espacios; que en definitiva les da el carácter y forma finales; es hablar de fuerzas que van más allá del arquitecto y su genio malévolo creador (muchas veces tan precoz e inmaduro). Muchas veces vence el uso de la gente y pierde ese destello de iluminación que tramó en cierta instancia el cómo y qué debería decir cierto espacio, material, elemento geométrico, etc.
Hablar de arquitectura es hablar de sociedad, de agentes económicos, de políticas gubernamentales y, por qué no, de sistemas ecológicos.
Hablar de arquitectura es, sin embargo, también hablar de los sueños. No puedo negar, que más allá de todo lo real,  existe un deleite especial a la hora de diseñar, ese brillo en los ojos cuando estás trazando y la frustración que muchas veces deviene de no poder compartir ese “sueño” con el cliente; que ese sueño no se entienda, que no lo compartan con uno es uno de los castigos más feos que puedes recibir.

Por eso cuando me preguntan: ¿Qué opina sobre la arquitectura emergente en la ciudad de El Alto?”[1] , antes debo preguntarme: ¿A qué se refiere con “la arquitectura emergente”?
Tal vez hay dos tipos de arquitecturas emergentes en El Alto (Ignoro la existencia de arquitectura contemporánea en El Alto, que,  en términos muy estrictos, podría aparecer en una revista internacional de arquitectura). Por un lado, aquellas que carecen de recursos y terminan generando espacios casi rurales, de características básicas, sin revoque; ese tipo de conjuntos que aparecen tal como llegaron al mundo, “pelados” en el frio altiplánico. Casas básicas, apenas construcciones, de esas que cuando eres niño te sensibilizan y te llenan de compasión cuando al pasar por una carretera las ves; y es que en El Alto la gente construye como puede, cuando puede y así aprende a sobrevivir, a mejorar, a crecer y eventualmente a cambiar de vivienda.
Ahí es que aparece esa otra arquitectura tan polémica, tan atractiva, tan innombrable, tan “políticamente arquitectónica”, tan desprolija, tan extraña, tan rococó, tan barroca, tan nuestra, tan alteña, tan paceña, tan aymara, tan del frio … TAN. Ese es, el “por otro lado”, la otra cara de la moneda, es la demostración de las escalera desplegada; que uno puede atravesar El Alto (yendo de las periferias hacia la Ceja) y logrará admirar la capacidad de una ciudad para superarse (en su muy privado y propio estilo, con esos gustos American Dream of Kollasuyo, Barbie Mamani Superstar de pollera convertible, de biquini dorado).
La arquitectura que ha surgido, ésa que es llena de revoques coloridos, ésa que se forra con vidrios espejados dorados, morados, verde, azules, motivos geométricos -Post-tiwanakotas-postmodernos-high tech-post coloniales-; ésa que se jacta del dinero acumulado, ésa que adopta una postura sumamente novedosa a la hora de reinterpretar la vivienda, ésa que posicionando una casa en el tope de un edificio está construyendo un faro simbólico para el resto, un faro que no es otra cosa que la superación de la clase trabajadora (comerciantes, transportistas, etc.)
En definitiva el resultado es nomás, una manifestación cultural y social de estatus y poder económico. GREAT POWER. Y así es cómo se dan las cosas, la gente entiende que ese tipo de volúmenes son la manifestación más grande del esplendor estético, “siglo XXI rumbo al mar, con la promesa del Evo”. Y lo que generan (tal vez no sean obras maestras que desafían a la élite de la crítica arquitectónica) pero que sí logran deslumbrar a sinnúmero de personas amantes de la antropología y de los fenómenos culturales y estéticos. Estamos hablando de un gusto que trasciende sus propios límites, que se nutre en el internet, en lo global, en los canales de cable, en las mansiones del sueño americano, las casonas de Miami y Los Ángeles, en la Iglesia de San Francisco, en Tiwanaku, en el Postmodernismo de los años setenta, en YouTube, en las casas de hacienda del oriente, en los tejidos originarios (tan llenos de patrones geométricos); pero más que nada se nutre de una manera de ser, de una manera de ganar dinero, de una manera de aprovechar al máximo lo que se tiene (AME[2] del 500%; es decir cinco pisos ocupando todo el terreno).
Lo logrado es una nueva tipología que tiene definitivamente una bizarra concepción estética que la hace única, invaluable desde un punto de vista cultural.
Es nomás una de las expresiones locales más intensas y ricas que hay en este momento en el territorio nacional, la demostración real y tangible del cambio de los tiempos, de la subida al poder de Evo Morales, del despertar del gigante (los comerciantes y transportistas), de que Bolivia nunca más va a ser lo que era, de que la ciudad es un organismo dinámico.

2.      Acá dudo de nuevo.
No me cabe duda de que es un fenómeno altamente rico, que es una manifestación cultural pura; que en el futuro se va a discutir más sobre esta manera de hacer arquitectura que sobre la obra de cualquier arquitecto de renombre que se pueda estar desarrollando hoy en la ciudad de La Paz. La arquitectura de autor es hoy algo que pocos pueden darse el lujo de concebir, de encargar y de vivir en. Hasta ahí parece clara la posición.  Pero la contradicción está justamente en eso: he trabajado todo esto hasta ahora, pensando en la arquitectura como parte de los fenómenos culturales.
Sin embargo. También creo (y asumo que es mi deber creer en ello) que la arquitectura es también un fenómeno en sí misma, una forma artística y creativa. Por lo tanto se constituye en un ente subjetivo, arraigado en los sueños, en la imaginación y nunca debería dejar de ser así. Y ahí respondo a mi duda:
Sí, creo que es una arquitectura completamente válida, que se identifica con los sueños de sus creadores, sólo que sus sueños no son los míos. Y eso me enseña a entender, a comprender a ese otro que tan difícil me es comprender. También me enseña a reconocer mi medio, mi lugar, mi país, el sitio que me identifica.
Y creo que ese mismo suceso se da en las otras personas, aquellas que habitan esos edificios, que así, ocupando esos espacios, se sienten parte de algo, han encontrado un camino, una especie de finalidad. Ya no es necesario mirar las casas de la zona sur para buscar un ejemplo a seguir, un modelo, una imagen con la cuál identificarse; estas construcciones son justamente eso: El reflejo de su identidad. Así como hay un voto mayoritario por el MAS, hay ahora una imagen que sirve de paradigma del cambio y es ésa arquitectura, que ahora se hace oficial, se hace reconocible; RECONOCIDA (a pesar que existe hace mucho tiempo atrás, mucho antes del Evo, de Octubre del 2003). Y si  ése es el efecto que una serie de posturas arquitectónicas pueden generar en la sociedad, entonces bienvenidas sean: proliferen y reprodúzcanse, todos ganamos (desde un punto de vista socio-cultural) … Aún así, ése no es mi sueño. That there, that’s not me…And I’m not here…This isn’t happening[3]A la pregunta tres.

Vuelvo a soñar. El otro día me encontré soñando (dibujando) arquitecturas que son para mí, para mi propio regocijo, para ese mundo interior, que tanto placer me causa llenar de ideas. Y ahí caigo en cuenta: yo no podría hacer ese tipo de arquitectura (no porque no la respete o entienda) Mi soñar me ha llevado a otras parte, a otros continentes, a otras realidades, y es ahí que encuentro ese brillo, el regocijo que se da cuando una idea se genera, ese flujo de energía que se capitaliza en un línea. La arquitectura para mí sigue siendo parte del mundo inmaterial, va más allá de la expresión cultural de una ciudad entera. La arquitectura podría ser un puente para cruzar, entre el uno y el otro; entre el sueño  y el presente; entre uno mismo y su creación; entre habitar y el desvanecerse hacia el vacío.





[1] Pregunta inicial del cuestionario. Formulada por Flavia De La Rocha.
[2] AME= Área Máxima a Cubrir de una construcción.
[3] Extractos de “How To Dissapear Completely” de Radiohead

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