ARTES VISUALES, ARQUITECTURA, LITERATURA, PENSAMIENTOS

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Trabajo multidisciplinar para construcción de obra y discurso.

lunes, 24 de febrero de 2014

EN NOMBRE DE DIOS (Todos los niños van al cielo)


Cierra los ojos, se muerde los labios y empieza a balbucear, la voz se le quiebra y las palabras brotan al unísono. - El padre de Lucifer se parece más a una cicatriz que a una persona, con los ojos hundidos en pena y la nariz achatada de tanto jalar. La alcoba en llamas, los muebles oscurecidos por el carbón, la llave de hierro forjado y los largos cabellos negros de la China Caporal. La gruta de entrada al averno y los mástiles errantes ardiendo. Los alaridos, los gritos, los llantos de los niños quejándose en las calderas. Rica sopa de bebé se prepara en el infierno. Las mujeres gimiendo, rica es tu linda abertura les dicen. El padre de Lucifer tiene una cicatriz que más parece un rostro aplastado que una marca en el rostro. Frenillos de ortodoncista negligente en los colmillos, la quijada jadeante luego del mete y hiere, quita y desnuda. La pasan bomba de noche.
          El averno, sin embargo, se congela de noche. Repican los termómetros, se quiebran los vidrios, las copas estallan, el alcohol deja de quemar la garganta y las llamas se extinguen. Soplan los vientos del Sur, sórdidos, líquidos, invisibles, derramados en la superficie azul. ¡Ahh, que lindo el cielo! Clamando mentiras, la esperanza, juego de palabras, más no de verdades, no se apiada de los que han caído en el vacío del olvido. ¡Oh, no, no así pendejos! Para sufrir, hay que aprender a sufrir.
          Los cabellos negros, descoloridos, sin brillo, sin vida, sin esencia, derramando lágrimas detrás de bambalinas. Los lentes oscuros, el espejo, la visión escondida, los sentimientos están prohibidos en el infierno, así como en la tierra. Danos hoy el pan que nunca tendremos, que el hambre no nos deja pensar claro. Por favor, ten compasión de nosotros y sálvanos de la tentación, que ya tanto nos ha quitado. Guíanos hacia la luz, que por más que sea de fósforo de algo tiene que servir. No, no nos dejes caminar solos que en el camino nos vamos a perder. Queda prohibido a partir de hoy cualquier tipo de expresión sentimental. Cualquier expresión de amor será considerada desacato, que amor ya tenemos suficiente en las tierras de arriba, se dice que son altruistas, guiados a la salvación. En la sequedad de la garganta que se queden los sentimientos, enterrados por el polvo de la indiferencia, no los dejen escapar, que desatarían el desorden de este caos empedernido. No, no los dejen salir.
Tapen su boca con gasas, que hablar también queda prohibido a partir de la presente gestión.
El padre de Lucifer se parece a un demócrata vestido de dictadura, listo para cazar cuervos, y derramar sangre de inocentes que será recolectada en frasquitos. Hay escasez en los bancos de sangre. Es ahora cuando hay que confesar, que los males, males siempre y cuando hagan daño, son para guardarlos en cajitas de recuerdos, clasificados por su grado de maldad. Las botas pesan cuando están cargadas con tormentos y frustraciones, pero mejor no quitárselas, las ampollas se infectan, viene la gangrena y hay que amputar los pies. Crecen luego deformes, gritan, lloran, se restriegan contra la arena hirviente, se queman la piel, que crece de nuevo, dura y carnosa, ardiente. Se olvidan de su nombre, se acuerdan del código, no tampoco. Las calles se alborotan cuando pasan por ahí los cortejos fúnebres, otro político ha muerto en la tierra, se lamentan en las calles, otro soldado ha caído en la guerra. Dicen que también les llegan bebés que no pudieron nacer y sus madres lloran todas las noches tratando de buscarlos, mientras se ahorcan. Otros siguen colgados, decapitados, degollados, atropellados, fusilados. Dicen que el infierno en la tierra es más bonito y más real, que no es como verlo en el cable, la transmisión del canal estatal es mejor y tiene ángulos de acercamiento. Lo que no dicen es que no pueden leer los pensamientos. Eso quieren hacerle creer a la gente.
          Al final, todo lo que queda son imágenes que se pierden en la memoria, ocultas y sepultadas, negadas. El pecado es recordar, el pecado es añorar, es también el castigo. Se olvida el sabor del beso, las caricias en la cama, los abrazos cálidos, el refugio, la tranquilidad. Abajo, lo único que queda son viejas diapositivas que despiden un aroma desconocido ya para los sentidos, sólo queda dejarse llevar, abandonarse a la corriente, perderse muy escondido en las entrañas de la tierra candente.
          Las calles abarrotadas de latas cortantes, abrasivas, marcando un paisaje lúgubre, desgarrador. Pasa un colectivo chirriando, no se detiene, se choca mueren todos, sus cuerpos se consumen, vuelve a chocar una y otra vez. Querían que fuera así, pero la burocracia ha podido más, ahora sólo se dejan estar, el que quiere le saca provecho, el que no se pierde en la razón. Los empelados de Bienes Raíces se levantan en las mañanas, recorren las tumbas, examinan los cuerpos, preparan el informe, le devuelven la conciencia al cuerpo, lo adecuan a sus deseos más lujuriosos. Así se queda, estilo muñeca barbie, sonriente y se va de fiesta en camaradería de pecadores. Dicen de nuevo que ese es el infierno.
          El infierno, no existe… Le habían contado una linda historia de un ángel que era un hijo de puta que retó al papito de la mafia de la religión, pues a papito no le gustan los subversivos, insolentes con cara de guapos en charola de plata. Papito, jefecito, manda a la mierda a su amante más apegado a que coja con los animales. No le gustó el cuentito del libro y por eso lo condenaron a que se vaya al carajo. ¡El infierno es acá y ahora!…
 ¡Vas a ver cómo pagas por confundir a los feligreses, desgraciado, infeliz, pecador! ¡No puedes asustar así a tus amigos! No se preocupen chicos, que nada de lo que ha dicho su compañero es verdad, no se van a ir todos al infierno. Dios sabe reconocer los buenos de los malos. Y a los niños buenos como ustedes los va a llevar a su reino.
          Una de ellas sale del curso confiada en la palabra profética de la profesora y entonces se acuerda… No alcanza a llegar a tiempo al trabajo, hoy no le va a tocar comer… No se preocupa, sabe que Dios Papito le va a dar de comer… Todos los niños van al cielo, por más que se los envíe en una cajita de madera delicada, con olor a inocencia y las lágrimas impotentes de sus padres y un pasaporte visado para San Pedro, para que les haga una bienvenida con honores.


Por Santiago Contreras Soux, junio 2009.

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