ARTES VISUALES, ARQUITECTURA, LITERATURA, PENSAMIENTOS

ON ARCHITECTURE, VISUAL ARTS, LITERATURE AND MORE...

Trabajo multidisciplinar para construcción de obra y discurso.

lunes, 24 de febrero de 2014

EN TU NUEVA CASA, EN LA COLINA MÁS ALTA



Su único deseo era poder subirse a esa colina.

Eran tus últimos días en la tierra, antes que nos dejes. Antes que tus ojitos cansados de tanto ver, se apagaran. Eran los últimos días de tu vida, los últimos y tenían que ser los mejores.
Era tu momento final, el epílogo de la historia de tu vida. Eran los últimos sueños que tuviste y las últimas lágrimas que dejaste brotar de tus ojos. Tus últimas comidas y tus últimas sonrisas, todas dedicadas a nosotros.

Había visto esa colina de pequeño, siempre quiso poder tener una casa en ella y poder ver todos los atardeceres, los amaneceres, todas las estrellas del cielo, los cóndores que vuelan y los aviones que pasan como cohetes. Esos lo sorprendían.

Era tu sueño… poder llegar tan alto. Poder acabar en las nubes, tus últimos pasos por esta tierra. Querías poder verlo todo y lo hiciste. Subimos contigo hasta lo más alto de aquella montaña y te regalamos esa casa que tanto añorabas. Sigue ahí donde la dejaste, esperando, esperando; que algún día vuelvas a posar la mirada sobre ella. Sólo que tú ya no la puedes ver, no, no de ese modo. Ya hace tiempo que dejaste de mirar así. Que te fuiste con el viento y los sonidos. El día que tus ojos perdieron el brillo que la vida les daba.

Eran tus últimos días, y tenían que ser los mejores.

Cómo la lloraste. Cómo la lloraste. Nadie nunca te dijo como vivir sin ella. Nadie nunca pudo darte un manual de supervivencia que explique las razones de su muerte. Ese día, cuando ella se despidió, una parte tuya también se escapó, atada a sus manos. Desde ese día viviste en sueños… Tus mejores sueños.

Nosotros también te hemos llorado, los que nos hemos quedado atrás. Los que estamos ahí viendo cómo te nos escapas, cómo te nos esfumas. Pero no te preocupes, que para tí hemos fabricado una casa en lo más alto, dónde te reencontrarás con ella y todos los que tú desees.

Tu casa quedará en lo más alto de esa montaña. Te la hemos construido con todo lo que tú has soñado. Una gran hamaca que cruza los valles. Tres tumbas en las tres puntas de la montaña más alta y un patio dónde puedas plantar tus mejores verduras. Tendrás también un gran telescopio. Un correo estelar y un cartero que atraviesa las nubes.

Temías quedarte solo, abandonado. Nunca quisiste saber cómo era la soledad, tu soledad. Dejado a la deriva en las sombras de tu vida. Todos los días querías compañía, para de alguna manera, llenar el vacío de su pérdida. Todos los días ibas a un lugar diferente para encontrar lugares con aires nuevos. Para introducirte en la noble melancolía. Esperando así poder sentirte acompañado de nuevo, aunque sea acompañado de su recuerdo.

Eran tus últimos días, bañado en fantasías perdidas de tu niñez. Tan ingenuo e inofensivo te volviste. Tan delicado y ligero. Tan ligero, que la suave corriente del final, poco a poco te fue llevando, esperando que con paciencia y tenacidad puedas retomar tu camino hacia ella, que te esperaba al final de túnel.

Después, todo fue silencio. Y tú habías llegado a tu nuevo hogar; y en la puerta, ella, con una sonrisa te recibió.
En tu nueva casa en la colina más alta, en la memoria de tus hijos.  



Santiago Contreras Soux, Octubre 2007


A mi papá

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