ARTES VISUALES, ARQUITECTURA, LITERATURA, PENSAMIENTOS

ON ARCHITECTURE, VISUAL ARTS, LITERATURE AND MORE...

Trabajo multidisciplinar para construcción de obra y discurso.

lunes, 24 de febrero de 2014

LA GALERÍA



Te toca a ti. Ante el aviso, el rostro se le desvaneció, los colores se extinguieron y un pálido resplandor apenas podía escapar de sus ojos asustados. Ella no quería hacerlo, tenía serios reparos con la idea. No le parecía el método indicado de castigo, de venganza total. Matilde le pasó la pistola, te toca a ti, le repitió. O lo haces tú o lo hago yo. Su voz sonaba completamente calma, tranquila, segura de lo que hacía. Ella siempre había sido la líder entre las dos, la que daba las órdenes, la que siempre ponía la iniciativa, esta vez le estaba delegando la importante decisión a ella. Era demasiado poder en sus manos. Miró a su alrededor, todas las manchas de sangre en las paredes, en el piso e incluso en el techo. Las manchas del techo todavía goteaban, manchando con puntos rojos el blanco piso de la galería. Los cuerpos de Iván y Marcelo seguían en el piso, cercados por un lago de sangre burbujeante. Los instrumentos utilizados en la matanza regados por el piso, manchas de pisadas, de cuerpos arrastrados, dibujaban un espectacular cuadro en el gran bastidor blanco que se formaba en la sala de la galería. A Iván  le rebanaron todas sus extremidades, las colgaron de las paredes, a manera de chorro eléctrico las sacudieron, a Marcelo le quitaron la cabeza, la colgaron del centro de la galería y la hicieron balancear como móvil para el entretenimiento de bebés. Pararon luego un rato, mientras José se quedó observando todo atado a una  de las columnas completamente dormido. No sintieron nada, de eso podían jactarse ambas, del método meticuloso con que dejaron desangrar los dos cuerpos.
Fugazmente recordó la noche, los gritos, el dolor inmenso al orgullo, a la dignidad. Miró de nuevo y ahí estaba tirado, atado. ¿Lo vas a hacer? La noche, sin estrellas, helada, completamente helada, la tierra arrastrándose por el cuerpo, el polvo pegado al grito desolado. La oscuridad total, el alma quebrada. Todo había retornado en un momento de duda, todo estaba de nuevo con ella, y ahora lo tenía, estaba frente a él, en el espacio pulcro y no dañado de la galería, resplandeciente. La obra debía ser terminada para la inauguración, para lo que quedaba atrás, para lo que venía por delante, para ella y Matilde, para las demás, las que habían sufrido igual. De nuevo los ojos asustados de su compañera. Las heridas, los moretes, los huesos quebrados. Caminar de nuevo, levantarse de la cama. Las pastillas para dormir, la ropa mojada, la cama mojada, el meo corriendo por su cuerpo, el dolor, el terror a la oscuridad. Diferente a la galería, la luz, en la luz encontraba la calma perdida, la creatividad perdida, la pérdida de la fe, del amor, del querer, de la compasión, del sentimiento, del placer. Sólo ya le quedaba la luz, enceguecedora de la galería y Matilde. Sí, le quedaba Matilde, la eterna compañera de los llantos, del dolor, del arte.
Estoy lista. Pásame el arma nomás. El disparo cayó como una herida en el suelo blanco, la mancha de la pólvora rompiendo en la pureza blanca del lugar. El arma se disparó sola. El cuerpo impávido colgado de la columna, falló el tiro. Lanzó de nuevo, en el pie, silencio total luego del estallido. Huecos sangrantes y rojos brotando de la pantorrilla, los muslos, el ombligo el pecho con tiros extra en el corazón que no supo amar, los brazos, las manos que no supieron tocar. La cabeza que no supo entender. Sólo quería que la reconforten, que la pueda seguir tocando, que pueda descubrir, a pesar de todo, el cuerpo de ella, maltrecho, pero con deseo aún. Deseo de que la retornen al camino de la luz que deja ver, no al camino, no a la galería. El daño fue no saberla recuperar. A ella y a Matilde. Si hubiera sabido amarla en esas condiciones y no dejarla atrás para ser comida por los lobos hambrientos.
La sala empezaba a apestar a muerto, los olores se filtraron por las ranuras de las puertas y se dirigieron al exterior. La primera invitación al evento de gala acababa de ser mandada por ambas.




Santiago Contreras Soux, Enero 2010

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